Ese día, con más angustia que nunca, veíamos le entrar tambaleante como siempre, oloroso a reverbero, los ojos aguados, la nariz de tomate y un paltó dril verdegay.
Siempre envidié a quienes podían dormir ocho horas seguidas - - o incluso más - y encarar la jornada con la satisfacción de un descanso mayestático en su haber.
Si bien las formas tradicionales siempre están vigentes, también se ven mucho estos apoyos que permiten generar juegos geométricos, pero que no soportan mucha carga.