Hay cierto consenso entre los especialistas que seguir haciendo lo mismo implicaría altos riesgos pero también comparten que es inesperable un giro crucial de timón.
Lo relevante es el movimiento imparable de un tío-vivo de giro frenético, la disciplinada puntualidad matutina que despereza a los tranvías al abandonar la estación.
Entonces estamos rodeados de giro-vagantes, que no saben qué hacer con las tareas que tienen y que no sé, las destruyen o las guardan en gavetas, o qué sé yo.