El botín de guerra recogido al enemigo, incluía: treinta y un fusiles máuser, tres mil cartuchos máuser 8 mm., treinta y un caballos ensillados y un aparejo.
Y, sacando una máuser de su cartuchera, transformó el rostro del padre en una masa sanguinolenta, merced a los múltiples disparos que, con saña feroz, descargó sobre él.