Pero a la vez, y esto azora a los padres, es frecuente que no se muestren responsables para lidiar con sus estudios, ordenar su habitación o racionalizar sus gastos personales.
Como siempre ha acaecido, es preciso y bastante, en vez de azorarse y perder la cabeza, convertir en punto de apoyo aquello mismo que engendró la impresión de abismo.