Estos gastos inesperados, muchas veces, nos llevan a buscar desesperadas alternativas que al final nos invaden de cuantiosos pasivos que logran desorganizar nuestro presupuesto.
La conducta puede ser afectada seriamente, aunque es común que se mantenga dentro de límites sociales aceptables; pues la personalidad no está desorganizada.
Cambios suficientemente grandes como para hacer una diferencia duradera en favor de la libertad no se iniciarían porque desorganizarían gravemente el sistema.