Una colosal población que vive de sus aguas y, paradójicamente, ha originado una grave contaminación, poniendo en peligro especie autóctonas únicas como el delfín o el gavial.
El gavial es una madre famosa de protección, pero su hocico lo largo se ha desarrollado para cazar peces con largos movimientos laterales: es ineficaz contra los merodeadores humanos.
Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines, explican los investigadores.