Hace algunos años tuve un ejemplar de unos 45 cms en cautiverio, que duró exactamente un año sin consumir ningún alimento, pariendo recién capturada nueve viboreznos.
Por todas ella destila su insidiosidad de viborezno en forma de elogio reticente, pues la viscosidad urticante de su falso loar es el máximum de su valentía moral.