Procedía a construir la con la habilidad de sus propias manos y el sudor de su propia frente; no buscaba ni empleaba albañiles, carpinteros, plomeros, pintores ni vidrieros.
Algunos de los curiosos comienzan a filosofar acerca del hecho y expresan que, después de todo, esta desgracia puede tener su lado bueno: significará una ganancia para algún vidriero.
La primera persona que vi en la calle fue un vidriero, cuyo pregón, penetrante, discordante, subió hacia mí a través de la densa y sucia atmósfera parisiense.
Un espectador señala la perspectiva alentadora de la travesura del muchacho: el vidriero ganará seis francos aplicándose a su oficio, su industria así será estimulada.